jueves, 3 de mayo de 2012



Contando que música escuchaste podes relatar tu vida

Mi hermano se encargó de mi educación musical. Charly era el genio máximo, después venía el resto. No existía internet, así que los casettes que me grababa y los pocos cd's que había en casa eran lo único que tenía en mi pueblo sin musimundo. Mamá siempre que limpiaba ponía el de las películas de Almodovar. El mejor casette que tuve fue uno de lo rodriguez que inauguró mi amor por calamaro. También había cierto cannon progresista en mi familia que no puedo dejar de nombrar: El recital de Silvio Rodriguez y Pablo Milanes en Argentina ocupa el puesto numero 1. Creo haber llorado a los 12 años escuchando “yo pisaré las calles nuevamente”. Imaginense lo desadaptada que era, pleno furor de los Backstreet Boys y yo escuchando Sabina y música de viejos en gral. Me sentía de otra época y odiaba la mía.

En mis años de polimodal la cumbia villera estaba emergiendo. Pasión de sábado pasaba de la ventanita del amor a sentate en el pelado. Dejé entrar esa influencia cuando empezamos a salir de noche. Recuerdo tardes escuchando radio “las marías” de Ostende, pidiendo temas de pala ancha, lo más darky después de “sentimiento villero” de pibes chorros. La cumbia me dió una identidad nueva, una conciliación generacional. La cerveza Diosa valía un peso y la mesa estaba llena de besitos rojos a la mañana. Estabamos inventando una costumbre que hoy se conoce como “la previa”. Nos lo informaron en canal 13 unos años después. Vivíamos la crisis sin darnos cuenta. Salíamos con 5 pesos. Comprábamos 1 par de tetras en el almacen peruano del barrio obrero que nos vendía siendo menores y gaseosa córdoba en el maxikiosko del centro. Tinto con naranja, blanco con lima limón. Que asco. Pero pasaba, y eso nos preparaba para transar con desconocidos en Coyote de trasnoche. No duró para siempre, un día nos aburrimos y mis amigas se pusieron de novias.
Pinamar, como muchos pueblos, tiene una juventud punk. Adolescentes skaters, birra y doble fuerza. Sin embargo, la mirada de mi hermano ponía al punkrock en la categoría de “mala música”. No pude disfrutar de un pogo hasta que no corté con la mirada aristocrática de los Pastoriza. La primer banda que soporté fue embajada boliviana, cuando pude dejar el romantisismo y reconocerme como nihilista fuma porro me maraville con flema y 2 minutos.

Mis amigas cortaron con sus novios y volvimos a salir. Nos agarrabamos a los descartes del pueblo, porque no eran caretas. Ser o no ser careta es la base del existencialismo punk. Para soportar ese nivel de exposición nos hacíamos mierda, yo terminé 2 veces en el hospital por coma alcoholico. Fue heavy, pero aprendí cosas que me acompañaron toda la vida: robar en negocios, colarme en fiestas y mear en la calle. Fué también un quiebre con la tradición familiar, con un deber ser y la culpa que Ricky borró de un verso recordando que no elegimos nacer.
Me queda por mencionar las influencias mas contemporaneas. Un verano llegaron a pinamar las pastillas y la musica electronica. La nueva generacion entró de una. Estaban fanatizados. Nosotras conservadoras cuestionamos la movida y nos preocupamos por su salud mental. Finalmente, un día, fui a ver a martin garcia con los chiquitos a pueblo limite y me tome un puto corazon rosa. Al principio no me pegaba, porque no podía parar de pensar en "un mundo feliz" de huxley, pero al final me relaje y fue increible. Nunca disfrute tanto bailar en mi vida. La musica se me metia en el cuerpo, el dj podía hacer conmigo lo que quería. basicamente, la entendi. Entendi el "me la haces bajar" que tanto odiaba, entendi sus caras de felicidad antes de ir a una fiesta, los picos de boliche, el agua mineral, la traspiración, todo. Pero al poco tiempo la efedrina se acabó, y todo terminó con tristeza. Alguien dijo una vez que la gente se separó cuando cada uno buscó su forma de sobrevivir sin pastillas.

Por último, en el 2007 me fui a vivir con mi amiga candela al departamento que nos prestaron sus abuelos. Estabamos solas en buenos aires y no parabamos de flasharla. todo el dia metidas en internet escuchando música. Desde el otro yo hasta kenny g. Vino la movida gay, rafaela carrá y los hits de los 80, que out y un montón de bandas de mierda. Hubo una epoca de tomar merca y escuchar miranda. Epoca realmente horrible. Para mi cumpleaños acompañé a mis amigas al colectivo y cuando se subieron les grité desde la vereda “¡saquenmé de este pozo!”

Ahora creo que lo nuevo es el indie. Me gusta porque es cercano y barato. Igual para mi la música sigue siendo algo de fondo, como parte de una película, no soy fanática, por eso escucho cualquier cosa que me divierta y nada en inglés porque no entiendo la letra. Nunca pude con los redondos y el hardcore. Me acabo de acordar que tengo un duo de hip hop, pero eso ya casi no es música, es buscar una manera nueva de decir las cosas.

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