naci
a haedo por la obra social, ioma y suteba me acompañaron desde la
infancia junto al delantal blanco de mi madre. mal que bien ella
pagaba la olla en casa porque hay no dicho mas cierto que el que reza
"vago como marido de maestra". Mi viejo hacia changas, pero
su principal actividad era charlar con los amigos en el bar de la
esquina o en el taller de guido, el vecino de en frente. Viviamos en
Villa Crespo, y aunque mi viejo era cordobés, ese barrio judío de
intelectuales de clase media le sentaba muy bien. Cuando cumpli 4
años nos fuimos a vivir a Pinamar, más precisamene a Ostende. Las
razones que argumenta mi madre son distintas a las oficiales, pero no
miento si digo que un trabajo bien pago nos hizo migrar. El padre de
mi mejor amigo se fue primero y le consigió a mi viejo el servcio
técnico de todos los aires acondicionados de las telefónicas de esa
zona. Tenía que viajar por distintos pueblos de la ruta 11,
controlando que todos funcionen porque si no las computadoras
gigantes que hacen funcionar los telefonos sin que lo sepamos tenían
muchisima menos vida útil, y se ve que eran tan caras que la
rentabilidad le daba sentido a la tarea y el sueldo alto de mi viejo.
Igual el amigo, que figuraba en el contrato, se quedaba con una buena
parte, o eso dijo mi viejo una vez que se pelearon
No
fue ir a lo desconocido, en realidad Ostende había estado en la
cabeza de mi viejo y la suerte le dió cabida a su delirio. Hacía
muchos años que él iba de vacaciones y cuando la conoció a mi
vieja también la llevó a su paraíso terrenal. Ese fue el mejor año
de su relación, el único según el relato de mi mamá. Después
todo empezó a decaer, después nací yo, pero no me hago cargo de
esa conincidencia.
Tengo
una familia que creo que vale la pena escribir. Seguramente todas las
personas piensen lo mismo, y esten en lo cierto. Hay algo en el
relato familiar, que denota cierto orgullo por la estirpe y da ganas
de registrarlo, de que no quede en la sobre mesa. Mi madre me cuenta
del hielero que le cortaba con un cerrucho la barra de hielo para una
heladera de madera que concervaba la carne hace 40 años. Mi padre me
cuenta del lechero a caballo que cargaba leche un una lechera de lata
que mi abuelo quemaba al fuego la noche anterior para matar los
microbios. Las tardes de siesta, su escabullida en silencio para
comerse la nata con una cucharita de plata. La imprenta de mi abuelo
y el olor a tinta con solventes mientras las mujeres levantan la mesa
y lavan los platos. Es muy ovbio que hay un cambio rotundo entre
nosotros, incluso sin necesidad de nombrar a la dictadura en el
medio. Parte de mi familia arranco en misiones, despues en cordoba y
bs as. La otra parte curtio el rio parana, la isla y el pueblo de san
pedro para quedarse ahi, criando apellido en el banco de la vereda.
Mi familia paterna siempre fue mucho mas influyente en mi, siempre
fue el modelo a seguir. El pasado militante, montonero, el
cristianismo reciclado en otra culpa, con más razón. Mi familia
materna me dió lo tragico, lo lamentable de una pobresa de piezas
sin ventanas, mi abuela me llevó a misa y me enseñó a rezar a
escondidas de mi vieja, eso y el vino de cartón en la mesa con
mantel de plástico. Me dió credencial para hablar de lo que me es
ageno. Pero ambos progenitores sintetizaron juntos otra vida nueva,
nada que ver con nada, en el pueblo mas joven de la argentina. asi
que ahi estana, con esa tradicion en un mar enorme que desafiaba los
limites de la historia.
Cuando
nos fuimos a vivir a pinamar, todavia no era una ciudad, era una
promesa. Ostende, donde propiamente nos acentamos, era una localidad
incierta, con calles de tierra cada tanto y calles asfaltadas a las
que llamabamos avenidas. Si bien lso arboles pobalaban el lugar,
había dos cosas raras. Una era que estaban perfecamente alineados,
porque no habian sido producto del teatro de la naturaleza, sin no de
la mano del hombre, mas propiamente de la cabeza de dos belgas:
Robette y Poli, cada uno tiene actualmente su propia calle. Eran dos
belgas que instalaron en la costa atlantica el nombre de su pueblo
por un parecido que gracias a internet comprobe como real. Las costas
argentinas son lo que son gracias al progreso, al delirio humano en
manos de la experiencia. Los tipos construian algo y lo tapaba la
arena. Los medanos eran su peor enemigo, junto con los vientos.
Hacian una iglesia y al verano siguiene no la encontraban. Asi el
espinosismo se hacia presente en un materialismo mesianico encarnado
en la arena. Nada más gráfico para representar la inmanencia que
una montaña de arena. Milllones de particulas de caracoles, pedazos
de cadaveres y partes del mundo tapando partes del mundo en una tarde
de sol. Ponele. Cuestion que la solución que encontraron fue plantar
arboles, en este caso pinos, de ahi el nombre PINAMAR, marcando ya en
sus origenes ese noventismo que lo caractirará despues (como un
almacen para chetos con los nombres de sus hijas ensamblados). Los
arboles fijaban la arena con sus raices y paraban el viento con sus
copas. Le daban forma a ese mar de tierra que desafiaba a la
civilizacion. Asi nacieron pinamar, villa gessel, ostende, y hasta
donde se toda la costa argentina. Probaron disintas especies, las
acacias tambien funcionaron, al igual que los eucaliptus, pero según
nos enseñaron en la escuela fue una larga lucha de pruebas y errores
hasta encontrar la convinacion perfeca.
Lo
segundo que me llamo la atencion, lo raro de mi casa entre el resto
del mundo, fue un incendio. Ostende en parte es un gran desierto con
algunos arbustos. Según nos conto una vecina con la que fuimos a la
playa un dia, una mujer haciendo un asado desencadeno la gran masacre
forestal que vemos hoy converida en calles y calles de nada. La mina
se colgo y cuando salio ya era todo llamas. Como no habia bomberos en
la zona todavia, tenian que venir del pueblo de al mado, de madariga,
y cuando llegaron el mar ya se habia comido las llamas y todo era un
recuerdo negro. Hombres herguidos con un traje puesto demostrando que
el orden puede ser un fracaso.
Mi
mama compro un terreno con su sueldo de maesra en el pedazo de osende
que se salvo del incendio. Esa compra fue motivo de disputa entre mis
padres una vez separados. Ella, ultima generacion egresada del normal
nacional, lo habia comprado en pleno proyecto matrimonial, sin
reparar en quien es dueño de que. Pero una vez separadas las aguas
los tiulos de propiedad son una muestra de las ilusiones y fracasos
de cada lado, yo con gusto los prendería fuego para no tener que
escuchar los reclamos. Ostede fue creo mi utopia perdida. Fue lo que
aspiro a tener, mi paisaje del amor y la libertad.
Mi
vieja dice que la felicidad duro un año, justo antes de que yo
naciera. Iban a un camping llamado movidick, y mi papa la trataba
bien, como un hombre enamorado que todavía no tiene la certeza de la
dominación. Yo de eso no se nada. Pero mis primero recuerdos igual
son hermosos. Ibamos en el citroen rojo, cargado hasta las bolas.
Llegabamos y poniamos las carpas, la carpa grande que hacia de living
comedor, el pozo en el fondo del terreno que hacia de baño. No habia
muchas reglas que seguir. Yo deambulaba por el bosque con una short
de shoging rojo y una capa del super raton que me habia hecho una
amiga tota de mi mama.
Parecía
un indio, definitivamente lo veo en las fotos. Al lado de mi casa era
mi campo de juego y entrenamiento. Como las plazas parecen un invento
del ejercito para entrenar a los infantes, yo tenía en el terreno de
al lado mi choza, mi soga que hacia de liana y mis herramientas para
tallar armas: flechas, gomeras y lanzas. Desde muy chica ya tenia
acceso a una cortapluma. Mi viejo siempre tuvo esa inconciencia un
poco sabia para criarnos: que aprendan por ellos mismos -decía. Uno
no los puede cuidar siempre, tienen que curtirse, si no van a ser
unos boludos cuando sean grandes. Y asi era, nos cuidabamos entre
nosotros, la tribu compartía juegos con chicos y chicas más grandes
y alguna madre que hechaba el ojo de vez en cuando. Sin embargo,
nunca la aventura volvió a atravesar mis días de esa manera.
Ir
a comprar leche implicaba caminar por el medio del ¿bosque? para
cortar camino. En el medio había un terreno lleno de yuyos con
abrojos. Pasabamos con mi hermano corriendo pero era imposible no
salir de ahí con las zapatillas verdes, llenas de esos pinches
incrustados que usaban nuestra ropa para reproducirse. Sacabamos uno
por uno con mucho cuidado porque si no no podíamos caminar, la lona
no nos protegía mucho los pies. A la vuelta el mismo trámite, todos
los días que no se iba al centro a comprar, casi todos.
Mi
hermano, hijo de un matrimonio anteior, solo pasaba esos meses con
nosotros. Haciamos trampas en las que caian nuestros pobres vecinos
bolivianos. Un pozo con ramas haciendo una reja y arriba hojas con un
poco de arena. El pobre jose se golpeaba la pera de tan hondo que
era el pozo. Despues me sentia culpable y agradecia no haberle puento
ramas en punta abajo del pozo. Teniamos una casa arriba de un arbol,
por supuesto, y atabamos hijos de tanza a raz del piso para que
tropiecen nuestros amigos imaginarios. Un día acamparon unos
ingleses a 200 metros de nuestra choza. Corrimos a contarles nuestros
padres que unos extraterrestres habian aterrizado y cocinaban polvos
magicos en ollan de un verde metalizado inexistente para la epoca. A
los dos días comimos un asado todos juntos y aprendimos a decir
“hola” en ingles. La cuestion de las trampas se acobo el dia que
padre tropezo con una y nos cago a puteadas. Igual seguimos
entrenando, la guerra era parte de nuestro imaginario infantil.
Teniamos un sector de tiro, donde poniamos botellas que rompiamos a
tiros de gomera odas las tardes. Al final solo quedaban los culos,
dificultando el trabajo hasta convertirnos en expertos. Otra parctica
que recuerdo eran las batallas de palos. Cada infante se posicionaba
en un arbool y improvisaba una nave, desde ahi rompia ramas y aacaba
a la nave enemiga. Trepar arboles era nuestro mejor deporte, todavia
hoy podria llorar extrañando ese contacto. Un día mucho mas grande
me anime a subir a uno en parque centenario y vino un guardia urbana
para decirme que si no bajaba llamaba a la policia. Yo me senti un
indio en plena conquista en el siglo 21. Les juro que por mas hippie
que parezco en ese contacto con lo que te rodea hay algo mistico
indescriptible. Es un desarraigo, como que te saquen la pelota en
pleno partido de futbol.
Asi
pasamos un par de años, haciendo pozos en la tierra, creando
guaridas, comiendo pescados en casa de vecinos que no conociamos. Era
una cosa muy tribal que para un niño sin prejuicios es el disney mas
barato y lainoamericano que podes darle. Mi mama y todas las mamas de
lo qe se que era eso pero que no era un barrio, nos llamaban como a
los perros. Violeeeeeeeeeeeeeta, gritaba mi mama. Y yo donde fuera
que estaba giraba la cabeza hacia ese llamado y despues de un chau
corria o agarraba la bici y me dijigia a comer a mi casa. Me acuerdo
cuando empezaron a contruir el barrio del suteba, un barrio para
docentes. Los camiones descargaban montañas de arena y nosotros no
parabamos de jugar en ellas. Fue nuestro point durante meses mientras
los albañiles o lo que sea no trabajaban. El mundo estaba a nuestros
pies, fue una experiencia que nos marcó en ese sentido. Los limites
eran lotra cosa. Subiamos a los arboles y contemplabamos nuestro
territorio, no teniamos miedo, pero sabiamos que la muerte estaba
ahi, a nuestros 5 años. Sin embargo elegiamos subir, de rama en rama
para convertirnos en Dios. Y matias el hijo del basurero era Dios, y
Yamila la hermana de Leo era Dios. Pero tarde o temprano por mas
progres que fueran mis viejos, o justamente por serlo tano, llego la
escuela, llego la ruta en la vida y un mundo que tenia limites tan
claros que era imposible no intentar adaptarse con todo el dolor del
alma. Ser mujer despues de haber sido un mono fue lo peor. O todas
eran unas idioas y no se que hubiera podido hacer de aceptarlo, o yo
tenia un problea. Ni se como lo vivi, creo que fue lo mas doloroso
que me paso aunque ho casi ni lo recuerdo. Los sentimientos se
borraros, de pronto era un adulta, respondia a estimulos, la razon
era mi guia.
lo leí todo!
ResponderEliminarbueno, gracias! voy a usar este blog medio borrador igual, total nadie lo lee
ResponderEliminarmejor que te lo tomes asi, pero vas a ver que un dia la gente lo va a empezar a leer
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